Después de varios encuentros con lectores de otras
provincias cubanas, Nelton Pérez Martínez, Premio Carpentier en novela, por su
obra Infidente, dialoga sobre su obra entre poetas y lectores.
El también finalista del concurso internacional de
cuentos Juan Rulfo en el 2001 por su obra La
evangelista, y premio nacional de novela erótica La llama doble 2004
(El enigma y el deseo), es un tunero
que vive en Isla de la Juventud hace varios años pero con el anhelo siempre de
su tierra natal, Manatí.
Hoy vuelve a Las Tunas,
este hombre sencillo, quien sigue escribiendo poesía anecdótica, un poco
hablada como lo hacen los narradores, para contar cosas y fabular, pero que se
conoce más por su narrativa, con una calidad literaria inherente a su obra,
toda vez que diferentes casas editoriales tienen a bien publicar sus títulos.
Su novela Infidente es muy especial es un acercamiento
ficcional a la estancia de un José Martí adolescente en Isla de Pinos. “Es una
novela que fabula, supone muchas veces la estancia del joven José Martí que fue
deportado a la Isla de Pino, durante dos meses y seis días. Es una estancia que
nadie recoge en su biografía, ni en los libros que se escriben sobre él y que
resuelven muchos en solo dos líneas”, cuenta en el inicio de su diálogo, que motiva
a los que a su alrededor escuchan sobre la obra de este escritor prolífico que
cuenta entre sus últimos títulos publicados El
mundo de las yslas.
En Infidente el autor trastoca otros temas como que
Martí no nació en la calle de Paula, está en el libro del médico, que él y su
hermana La Chata, que eran los dos mayores, como su padre era militar tenía
derecho a la enfermería en La Cabaña, así como también fabula la estancia y la
convivencia del Héroe Nacional de Cuba interactuando con algunos personajes de
la Isla con los que se cruza y no saben quién es Martí, muestro ese mundillo de
Nueva Gerona, una ciudad bastante pobre abandonada y triste por la época.
El autor de Epístolas insulares detalló que en su obra
literaria recrea un poco la relación de que Martí pudo haber empezado los
apuntes de Presidio Político en Cuba, empezó allí en El Abra, que se leyó Los
Miserable, de Víctor Hugo, se inventó en su novela que pierde allí la
virginidad y tiene allí un hijo que nunca llegó a extrañar.
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