“Los libros consuelan, calman, preparan, enriquecen y redimen”
José Martí
Tras la fundación de la imprenta en nuestra nación en 1959, se realizó una tirada de 100
mil ejemplares, en cuatro tomos del primer texto impreso de forma masiva en la
Isla, la obra El
ingeniosos Hidalgo Don Quijote de la Mancha, del reconocido autor español Miguel de Cervantes
Saavedra
comenzó en Cuba un proceso de masificación
de la lectura para hacer realidad un ya centenario precepto martiano "...
títulos dan Reyes pero de ennoblecimiento del alma ninguno mayor el que se saca
de los libros”.
La nueva legislación revolucionaria promulgó leyes como el Decreto
Ley 684 de diciembre de 1959 que normó el trabajo de los bibliotecarios y de
los auxiliares de información, lo que incrementó el reconocimiento de la labor
bibliotecaria en la nación.
Tras casi 40 años de ese momento cultural sale a luz el Programa
Nacional por la Lectura con el
objetivo de promover el gusto por la literatura desde edades tempranas, en
adolescentes y jóvenes a partir de las visitas a las Bibliotecas Públicas como
espacio principal en la promoción de las letras impresas en cada territorio de
la Isla.
En la oriental provincia de Las Tunas la primera biblioteca pública oficial se fundó el 28 de enero de
1951 con el nombre de José
Martí, bajo la dirección de Pedro Osmundo Verdecie Pérez, reconocida
personalidad en el universo cultural de esta ciudad.
Hoy día más de una decena de instituciones conforman la
red de Bibliotecas Públicas de Las Tunas, distribuidas en siete bibliotecas municipales y cuatro
sucursales, en las que laboran 104 especialistas y técnicos de bibliotecas.
Diversas son las estrategias que se impulsan a partir del uso
social del libro, destacándose el trabajo sostenido con la extensión
bibliotecaria, las casas bibliotecas, las minibibliotecas, y los activistas de
bibliotecas en centros penitenciarios, para elevar el significado social que
ostenta la sociedad cubana al libro y la lectura.
Encontrar servicios vinculados al libro que satisfacen de forma
creciente las expectativas de niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera
edad son tareas que marcan esta
sociedad en la que cada día se informatizan los procesos productivos y
sociales, y en la cual la labor de la promoción literaria a partir de las
bibliotecas públicas aporta una cultura estética definida y consolidada a ese hombre que se adentra al olor de la tinta y
las letras impresas para incitar su alma.
Disímiles
son las prestaciones en servicios de la Biblioteca Provincial José Martí como el servicio en sala par el préstamo de documentos, la
hemeroteca, la sala patrimonial, la sala para discapacitados sirve para ayudar
a los usuarios ciegos y de baja visión a realizar transcripciones al Braille, y
uno de los más solicitados la consultas a redes en sala de navegación en la que
encuentran más ocho mil libros, audiolibros, investigaciones científicas y
multimedias, además de poner a disposición del público asistente de la Ecured
Portable y la navegación intranet para la consulta digital de cualquier
material.
Otro servicio de la institución
cultural que se erige en el centro
histórico de la capital provincial es la conservación de libros con la
protección de obras literarias tan antañas como el bolsilibro Ciencia
heroyca, del Marqués de Avilés, tomo I y II impresos en 1780 sobre
leyes heráldicas del Blason con ejemplares de todas las piezas, figuras y
ornamentos que componen un escudo de armas, y que hoy se muestra en la sala
patrimonial.
La promoción y apoyo de las campañas de lecturas para niños y
adolescentes es uno de los motivos que cada día ennoblece el quehacer de los
bibliotecarios en Las Tunas, y que se sustenta en el verano con actividades
generales como las lecturas de verano, concursos sobre donaciones de libro para
un mayor valor de uso de esa literatura que hoy está pasiva en muchas casas.
La lectura es una de las
vías de aprehensión del conocimiento y la realidad, en tanto facilita la
capacidad de expresión y aferra
la vida a un pasaje entre la tinta fresca y la impresión recién hecha de una
obra escrita para la posteridad, una opción para que todos los días se
detenga el tiempo entre la letra impresa y el conocimiento.
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