La provincia de Las Tunas sobresale hoy en el panorama de la
danza en el país , por la compañía profesional que cultiva y fomenta los bailes
del campesinado, de procedencia haitiana y africana en este territorio, Onilé, fundada
en 1995.
Corría el año 1995, y en su cuarto mes Lidia Josefina Taylor
Jonson, por ese entonces metodóloga de
la Casa de la Cultura Tomasa Varona, recibió la propuesta de crear un grupo
folclórico, que recogiera el acervo cultural del territorio en esas dos
expresiones: la danza y la música.
Su nombre Onilé hace alusión en la cultura yoruba el dueño o
espíritu de la tierra y es la única que sigue esa línea danzaría en la
provincia.
Dueña de un prestigio en la Isla, por el rescate de las
tradiciones culturales esta institución cuenta con una sede permanente: el
Cabildo San Pedro de Lucumí, en él cobran vida las deidades del panteón Yoruba.
Tumbadoras, cuerdas e
instrumentos de viento, para refuerzan la presencia campesina en sus cantos y
bailes, en el músicos y bailarines dan vida a la experiencia profesional de
Onilé.
Entre sus obras se incluye un amplio repertorio que incluye
piezas como Los Brujos, Las Raíces, la Noche Cubana, Lamento Esclavo, El poder del mar y de la tierra y el bien
conocido A palo limpio, entre otras coreografías impresionante en las que se
destacan mitos y costumbres de los negros esclavos, como el alza de una mesa
por un bailarín con los dientes.
Su huella
imperecedera ha estado presente en confrontaciones internacionales de su tipo
realizadas en Cuba, como los Festivales de Cultura Africana de Trinidad, y el
Festival del Caribe en Santiago de Cuba.
A la compañía folclórica Onilé, de Las Tunas, cabe el honor
del rescate de una cultura marginal, desconocida por su origen religioso, hoy
recibida como un elemento más de nuestra cubanía, gracias al poder de la música y la danza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario