La literatura infantil siempre ha marcado el inicio
del hábito de la lectura desde las edades tempranas, cuando la abuela o los
padres inician las noches de los libros, con la lectura de cuentos que a la
vuelta de los años continúan en el recuerdo de todos, de textos como El Principito, la selección de cuentos incluidos en el texto Había una vez, La Edad de Oro, El Cochero Azul, La Flauta de Chocolate, Blancanieves, Alicia en el país de las maravillas, entre otros. Hoy esa literatura infantil goza de la preferencia en los
principales espacios literarios que se presenta no solo el texto impreso sino
en disímiles formatos multimedias, libros digitales e interactivos, sin
menospreciar el libro convencional, con diversos objetivos educativos y
cognoscitivos, que legitiman su valor en la formación del futuro ser social.
Bibliotecas y salas de lecturas acogen ejemplares de
ediciones especiales, de autores como José
Julián Martí Pérez, Dora Alonso, Nersys Felipe, Eliseo Diego, Samuel Feijoo, Onelio Jorge Cardoso, y de diversos escritores foráneos como Hans Christian Andersen, Charles Dickens, Jacob Grimm y Wilhelm Grima; y Tove Jansson.
En Las Tunas la literatura infantil goza de
reconocimiento con dos colecciones Principito y Vinagrito, está última dedicada
a los premios del concurso nacional Principito, un evento que favorece la
literatura infantil en poesía, cuento y teatro, con la publicación ya de más
de 80 títulos obras entre las que
sobresalen Para subir a los sueños, de Antonio Gutiérrez, Viaje a la estrella
enana, de Amalia Santos Bouza, Un poco de amor y girasoles, de José Antonio
Linares, El jardín de los laberintos, de Luis Mariano Estrada, Tal como aquí te
cuento, de Ernesto Carralero, Establo Abierto, de Marilin Pérez.
La colección Principito hoy sobrepasa el medio
centenar de títulos, en series de minilibros que posibilitan la
comercialización de publicaciones infantiles con cuentos,
adivinanzas, y la enseñanza de la vida de patriotas cubanos y de animales
naturales de la Isla, bajo los títulos Hermes, de Caridad González, La cinta y el caracol,
de Lucy Maestre, A orillas del estero,
de Manuel Alonso, Quisicosas de sal,
de Pablo del Río, El Padre de Trinita,
de Víctor Marrero,Cuentos enanos, de Maritza batista y Sonrisas de caracol, de Graciela Guerrero.
Hoy la literatura infantil impresa impone un reto para
los escritores contemporáneos en busca de obras que satisfagan de forma creciente
las expectativas de los más pequeños involucrados en una
sociedad en la que cada día se imponen las nuevas tecnologías, y en la cual
hojear un libro en las manos en las noches, las escuelas, en un parque es una
opción permanente. Los orígenes de la literatura
infantil cubana según diferentes estudiosos se remontan a 1889 cuando José
Martí publicó el primer número de la Revista La Edad de Oro.
A
nivel mundial desde el dos de abril de 1967, se promueve la celebración del Día
Internacional del Libro Infantil con el fin de promocionar los buenos libros
infantiles y juveniles y la lectura entre los más jóvenes.
La
elección de la fecha se hizo en homenaje al nacimiento del escritor danés Hans
Christian Andersen, autor de numerosos cuentos famosos, como el Patito Feo o La
Sirenita, y que hoy lo convierten en uno
de los grandes genios de la literatura universal.
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