Su rápida interacción con el público la
distingue, una conversación fluida y muy espontánea hace que muchos fijen su
mirada en la escritora, que recurre al encuentro de los lectores de esta
ciudad.
Aída Bahr Valcárcel, Premio Alejo Carpentier 2007, reconoce
la trascendencia de la Feria del Libro, «todo el mundo se moviliza hacia el
libro, por ello la Feria pone una amplia variedad de títulos en lugares muy
accesibles y ofrece la posibilidad de encontrar las obras que en el resto del
año no aparecen».
Narradora, ensayista, guionista, traductora y editora, Aida
presentó aquí su novela Felicidad, y ratifica la importancia del espacio
cultural que acerca al público y a los autores: «este certamen es el momento en
el cual escritores de distintas provincias conectan entre sí, se logra la
interrelación de consagrados y gente joven, la variedad de generaciones de
escritores y estilos, es muy valioso para el movimiento literario de cada
territorio».
Invitada al certamen de las letras en la provincia de Las
Tunas confiesa sentirse nuevamente en el paraíso tras varios años sin escribir,
porque «estuve un largo periodo alejada por las responsabilidades como
funcionaria del Instituto Cubano del Libro, en estos momentos aunque hago
traducciones estoy presentando mi novela Felicidad, y escribo cuentos, eso para
mí es una gran satisfacción.
«En el 2016 dediqué mucho tiempo a José Soler Puig, una
figura que fue mi padre literario, uno de los grandes y poco reconocido»,
subraya.
«Hoy preparo un libro de cuentos, estoy entusiasmada con
esta etapa de mi vida pues dispongo de tiempo para escribir», aseveró la
creadora del espacio Mirar a fondo, en la provincia de Santiago de Cuba, un
encuentro para el diálogo del público con grandes personalidades de la cultura
cubana.
«Todo el mundo no puede comprar libros y propiciar un
espacio para que los lectores escuchen una conferencia y conozcan sobre lo que
hace ese escritor. Así sucede con la Feria del Libro, en la cual se escuchan a
los de más experiencia y a los más jóvenes, como una forma de oxigenar el
debate porque lo espiritual es vital».
Para la autora de Fuera de límite, Hay un gato en la
ventana, Espejismos, Las voces y los ecos y Rafael Soler: una mirada al hombre,
calificar la literatura es imposible: «los escritores hoy no dejan reposar los
textos, no lo trabajan y no lo pulen, se apresuran y lo que quieren es ver su obra
publicada pues hay muchas vías y es más fácil publicar.
«La literatura necesita meditación, reflexionar y revisar
cuidadosamente; el texto que hoy
escribes y te hace sentir contento dentro de dos meses lo lees y encuentras
errores, dar un libro por terminado y mandarlo para un concurso es muy nocivo,
pero no estoy segura de que pueda evitarse», concluyó la escritora, muy bien
valorada por la crítica por su producción literaria, y con significativos
estudios y antologías de la narrativa cubana.
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