viernes, 13 de abril de 2018

Aida Bahr, atrapada entre miradas


Su rápida interacción con el público la distingue, una conversación fluida y muy espontánea hace que muchos fijen su mirada en la escritora, que recurre al encuentro de los lectores de esta ciudad.

Aída Bahr Valcárcel, Premio Alejo Carpentier 2007, reconoce la trascendencia de la Feria del Libro, «todo el mundo se moviliza hacia el libro, por ello la Feria pone una amplia variedad de títulos en lugares muy accesibles y ofrece la posibilidad de encontrar las obras que en el resto del año no aparecen».
Narradora, ensayista, guionista, traductora y editora, Aida presentó aquí su novela Felicidad, y ratifica la importancia del espacio cultural que acerca al público y a los autores: «este certamen es el momento en el cual escritores de distintas provincias conectan entre sí, se logra la interrelación de consagrados y gente joven, la variedad de generaciones de escritores y estilos, es muy valioso para el movimiento literario de cada territorio».
Invitada al certamen de las letras en la provincia de Las Tunas confiesa sentirse nuevamente en el paraíso tras varios años sin escribir, porque «estuve un largo periodo alejada por las responsabilidades como funcionaria del Instituto Cubano del Libro, en estos momentos aunque hago traducciones estoy presentando mi novela Felicidad, y escribo cuentos, eso para mí es una gran satisfacción.
«En el 2016 dediqué mucho tiempo a José Soler Puig, una figura que fue mi padre literario, uno de los grandes y poco reconocido», subraya.
«Hoy preparo un libro de cuentos, estoy entusiasmada con esta etapa de mi vida pues dispongo de tiempo para escribir», aseveró la creadora del espacio Mirar a fondo, en la provincia de Santiago de Cuba, un encuentro para el diálogo del público con grandes personalidades de la cultura cubana.
«Todo el mundo no puede comprar libros y propiciar un espacio para que los lectores escuchen una conferencia y conozcan sobre lo que hace ese escritor. Así sucede con la Feria del Libro, en la cual se escuchan a los de más experiencia y a los más jóvenes, como una forma de oxigenar el debate porque lo espiritual es vital».
Para la autora de Fuera de límite, Hay un gato en la ventana, Espejismos, Las voces y los ecos y Rafael Soler: una mirada al hombre, calificar la literatura es imposible: «los escritores hoy no dejan reposar los textos, no lo trabajan y no lo pulen, se apresuran y lo que quieren es ver su obra publicada pues hay muchas vías y es más fácil publicar.
«La literatura necesita meditación, reflexionar y revisar cuidadosamente;  el texto que hoy escribes y te hace sentir contento dentro de dos meses lo lees y encuentras errores, dar un libro por terminado y mandarlo para un concurso es muy nocivo, pero no estoy segura de que pueda evitarse», concluyó la escritora, muy bien valorada por la crítica por su producción literaria, y con significativos estudios y antologías de la narrativa cubana.

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