lunes, 13 de junio de 2016

Un legado de Las Tunas

La escultura constituye un signo de identidad de esta ciudad, una manifestación que hace años comenzó a germinar en la urbe tras la realización del tercer Encuentro Nacional de Escultores, y desde entonces, creadores de este arte en el país donan colecciones y emplazan obras de disímiles formatos, con el fin de perpetuar las corrientes del movimiento.
En 1977 se terminó La Fuente de las Antillas, obra símbolo de la ciudad y una de las esculturas más prestigiosas de Rita Longa, célebre figura de las artes plásticas cubanas.

El conjunto, sometido a un proceso de restauración, se ubica en una de las más céntricas arterias de la ciudad, y está basada en una leyenda contada por el cronista de Cristóbal Colón, Pedro de Anglería, referida al descubrimiento de la Mayor de las Antillas.

Obras como Trovador Campesino, de Angel Iñigo, Monumento al Trabajo, de José A. Díaz Peláez, Liberación, de Manuel Chiong, Columna Taína, de Pedro Vega y Cabezas Contrapuestas, de José Fuentes, le dan vida a una manifestación que mantiene el esplendor de las Artes Plásticas en la vida social de Las Tunas con nuevos espacios en las comunidades, plazas e instituciones, en un mapa visual de corrientes y la multiplicidad de estéticas conceptuales.

Barro, ferrocemento, alambrón y metal soldado, denotan la diversidad de estilos consecuentes con las piezas de este arte volumétrico, un patrimonio escultórico que combina varias líneas de trabajo entre lo moderno y lo más tradicional.

La escultura se hace dueña de un paisaje que es suyo por bondad, un concepto artístico contemporáneo impregnado de distintos conceptos creativos y soportes matéricos, que enriquece el patrimonio artístico del país.


La escultura en Las Tunas forma parte de los principales elementos del urbanismo de esta ciudad, en memoria retrospectiva y contemporánea de valores culturales que definen y engalanan el título de Capital de la Escultura en Cuba.

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