«Nunca pensó el Guerrillero que sería una figura Latinoamericana por su propio espíritu»
Froilán González
Froilán González
Quiso la vida tal vez tener un líder revolucionario continental y mundial, un hombre cuya inteligencia brota desde su huella en la América Latina.
Ernesto Che Guevara nació el 14 de junio de 1928, en Rosario, Argentina. El hijo primogénito de Celia de la Serna y Ernesto Guevara Lynch. Este joven resultó en muy poco tiempo ejemplo no solo por su obra revolucionaria sino por sus virtudes, la honestidad y la modestia, dos cualidades que le acompañaría por el resto de su vida.
Este hombre, que caló en el corazón de Cuba y el mundo, desde su adolescencia se inclinó por la medicina, amor que le permitió trabajar como enfermero en barcos mercantes y en clínicas, y una labor que lo reconoció con la categoría de Médico Cubano Honorario.
Una devoción sincera por el periodismo también lo llevó en su afán por mostrar las verdades e historias de Latinoamérica, un cronista a partir de sus experiencias en Perú, Colombia, Venezuela, Chile y Argentina, y en Cuba como editor del periódico El Cubano Libre, bajo el seudónimo de Francotirador, mediante el cual redactó diversos artículos, en permanente labor educativa.
A él se debe el mérito de introducir el primer día de trabajo voluntario en Cuba, el 22 de noviembre, para demostrar la importancia del trabajo en la sociedad cubana, desde diversos sectores del pueblo, jornadas de trabajo voluntario en centros de producción y servicios y áreas agrícolas, para el máximo aprovechamiento de la jornada laboral.
El amor por Cuba fue uno de los motivos de inspiración para legar su lucha a las más nuevas generaciones, que se unieron a la gesta desde la Sierra Maestra y el llano, y posteriormente tras el triunfo de la Revolución cubana con su ejemplo de entrega a otras naciones del mundo.
Esta figura prominente, por sus dotes de mando y organizador, en poco tiempo desempeñó diversas responsabilidades estatales y políticas. Su ejemplo ético y moral es hoy un halo de entrega total y fuerza impulsora para la defensa soberana de los pueblos de Latinoamérica, en los que sus pobladores lo identifican como un revolucionario, una cualidad que reafirmara hasta antes de irse de Cuba a otras tierras …«en donde quiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré (…).
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