domingo, 6 de septiembre de 2015

Maestros, almas eternas de las aulas


Al buen maestro nadie lo olvida, es una frase que recientemente escuche que hizo rememorar mi profesora Ana María Igarza, de la escuela Clodomira Acosta Ferrals, en la provincia de Santiago de Cuba. Cariñosa, conversadora, siempre dispuesta ayudar cuando la materia no se entendía, pero por sobre todo muy atenta con sus estudiantes. Era el alma del aula, dueña de un sabor agradable cuando entregaba su alma durante las clases. El maestro resulta un líder por excelencia en cada escuela y hoy adquiere mayor relevancia en el sistema educacional cubano que desde ya impone nuevos retos en el actual calendario escolar a partir de la preparación metodológica y el enriquecimiento de conocimientos.


La realidad se muestra hoy en una obra creadora cada día para formar un maestro autónomo y respetado por los estudiantes y la familia por sus métodos docentes y científicos que les permiten preparar y fomentar la personalidad de las nuevas generaciones de educandos. 

Bajo esas características la formación y preparación de docentes con una mayor calidad, a partir de las demandas de los territorios, resulta en Las Tunas una prioridad que desde marzo se ha trabajado en los 631 centros de las diferentes enseñanzas a partir de los colectivos metodológicos, seminarios y preparaciones colectivas.

En esta provincia más de 10 mil profesores, en el actual curso escolar,  potencian el proceso docente en las aulas, con el trabajo individual, en dependencia de las características de sus alumnos, mediante seminarios, trabajos extra-clases y tareas docentes en busca de un mayor estudio independiente para lograr una formación integral en los educandos.

El sistema educacional cubano presta atención especial al maestro, quien tiene el deber de enriquecer sus saberes constantemente y trabaja por una niñez, adolescencia y juventud con valores éticos y una cultura general.

Significativo en el territorio resulta la garantía en la Enseñanza Secundaria de un profesor guía cuya incidencia por su asignatura es en un solo grupo y ello se corrobora en 540 aulas, de los 587 grupos docentes en ese nivel educacional, una potencialidad que posibilita un vinculo más estrecho de la escuela con los estudiantes, la familia y la comunidad en la está enclavado el centro escolar.

Profundidad y solidez de los conocimientos de los alumnos, el desarrollo de capacidades creadoras, formación del colectivismo en el proceso de enseñanza-aprendizaje, promoción de la buena cultura, son pilares esenciales para el maestro, un ente principal en la clase como base fundamental del proceso instructivo.

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